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Los cursos de capacitación son obsoletos


Pocas cosas son tan aburridas como sentarse horas a escuchar hablar a un "experto", verlo exponer, teorías, definiciones, diagramas, gráficas...

 

Lamentablemente esto pasa con el 99% de los cursos que las empresas pagan y es triste y muy frustrante porque el esfuerzo que se le pone en buscar desarrollar el talento implica tiempo y lo que más le duele a la dirección, el dinero que se invierte para que al final el impacto sea nulo o incluso negativo, desanima a todos.

En este tema existen varios jugadores:

Por un lado está la responsabilidad de la empresa, al buscar a sus proveedores de capacitación y todos buscan lo mismo, la regla de las tres Bs (bueno bonito y barato) lo cual no es malo y es entendible, hay presupuestos limitados, mucha gente por capacitar o simplemente no existe la cultura de la capacitación, el dueño no cree en esta estrategia o no saben cómo implementarla, "¿por dónde empezamos?".

Por el otro lado están los proveedores, prometiendo cosas que no pueden cumplir o venden un gran CV con muchos años de experiencia y claro que esto es valioso pero no necesariamente es la mejor idea, porque tal vez no es la estrategia adecuada para estos colaboradores específicos, tal vez hay una diferencia generacional o incluso un tema de experiencia en este tipo de negocio y en medio de todo eso están las técnicas de comunicación, estrategias de enseñanza-aprendizaje, psicopedagogía y otros factores que si el capacitador no está actualizado terminamos con un curso aburrido, largo, poco interesante y muy poco significativo.

Hay un tercer jugador en esta historia, los cursos y plataformas de e-learning, que para muchos es el futuro del aprendizaje, un escenario donde todo se aprende a través de una pantalla y no es necesario interactuar físicamente en un aula con un experto u otros compañeros. Sin duda esta es un recurso de gran ayuda para cierto tipo de negocios, sobre todo para los que sus colaboradores están distribuidos en diferentes sitios, tienen un gran volumen de empleados y/o hay un bajo presupuesto para llegar a todos.

En este escenario la empresa está confiando totalmente en la buena voluntad de sus empleados para darse el tiempo de cumplir y sobre todo de aprender un poco, lamentablemente ahí está el problema, en el factor humano (suponiendo que el e-learning usado tiene un buen diseño instruccional y alta interactividad) en la práctica para los participantes estos cursos se vuelven un simple requisito que quita tiempo, con un impacto mínimo, no hay un aprendizaje significativo en la mayoría de los casos.

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Entonces... ¿cuál es la solución para llevar experiencias significativas de aprendizaje a los empleados y que realmente se facilite el desarrollo de habilidades?

En mi experiencia, trabajando con todo tipo de negocios como responsable de implementar estas estrategias ya sea como colaborador o proveedor, veo dos escenarios bastante efectivos:

  • La estrategia blended o B-Learning: imagina mezclar lo mejor de los dos mundos, tecnología de alto impacto y de fácil operación con cursos interactivos, interesantes y bien diseñados para el usuario combinado con una estrategia presencial e innovadora, no cualquier curso teórico, un taller práctico donde el participante construya desde sus recursos aprendizaje útil y real para su día a día. Aquí la responsabilidad no sólo recae en una de las partes, es la suma de esfuerzos bien planeados y diseñados a la medida del usuario, sobre todo si el contenido e-learning no es genérico (como muchas veces pasa) y responde a una necesidad específica de la organización.

  • Experiencias de aprendizaje presencial: pero no me refiero otra vez a esos cursos aburridos y genéricos, refritos de google. Hablo de talleres innovadores, motivacionales en sesiones donde el participante es llevado de la mano por un experto/facilitador del conocimiento que no se pone a si mismo al centro de la sesión y que tiene la capacidad de implementar estrategias psicopedagógicas estratégicas que priorizan la experiencia y la retroalimentación, deja en un segundo plano la teoría aburrida y de relleno, una experiencia donde se cumpla el modelo 70-20-10.

Conclusión

Se que esta afirmación le puede hacer ruido a mucha gente pero, estoy convencido de que nada reemplazará la experiencia ni el impacto que genera un taller presencial, donde se reúne un grupo de personas enfocadas en construir y aprender conocimiento significativo, esta experiencia jamás será reemplazada.

Y también creo que se tiene que incorporar un cierto grado de tecnología al aprendizaje, sobre todo considerando a las nuevas generaciones que hoy pueden aprender con tutoriales en Youtube de manera muy autodidacta y entendiendo que esto tampoco es suficiente,

siempre tiene que haber retroalimentación y sería increíble tener conocimiento y retroalimentación ¡para llevar!

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